El favor de Dios abre puertas que parecían imposibles. Ester se presentó ante el rey sin ser llamada, y su vida fue preservada gracias al favor divino (Ester 5: 1-2). Este favor no solo la protegió, sino que le otorgó sabiduría para actuar estratégicamente y salvar a su pueblo.
Cuando confiamos en Dios y en Su tiempo perfecto, vemos Su mano obrando en maneras sorprendentes. Recuerda que el favor de Dios no es solo para nuestro beneficio. Como Ester y José, el favor en tu vida tiene un propósito eterno: glorificar a Dios e impactar a quienes te rodean.
Padre Bendito: estoy agradecido por tu gracia para conmigo, gracias por mostrarme tu amor y darme de tu favor para la vida. Quiero alinearme a tu propósito, porque siempre quiero caminar bajo tu favor. Ayúdame a entender tus tiempos, a ser paciente y obedecer tu Palabra. En el nombre de Jesús, amén.
Feeeeeliz Sábado!!!!
