Romanos 10:9-11 “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo, porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. La Escritura dice: Todo aquel que en él cree, no será defraudado”.

Tu boca y “corazón” están conectados espiritualmente para que las cosas sucedan.

Cuando creés, se enciende tu espíritu, tu mente es renovada, tu boca habla de otra manera, y tu cuerpo comienza a hacer lo que antes no hacía.

Comenzá primero creyendo que en Cristo hay salvación espiritual. ¡Confesá que sos salvo por Jesús!

Continuá creyendo que la vida eterna comienza ahora, y que tendrás victoria en todas tus batallas. ¡Declaralo!

Orá así: Padre Dios, creo que Jesús murió y resucitó para que deje atrás mi vieja vida y comience una nueva. Confieso que Él es el Señor, el dueño de mi vida. Creo y declaro que soy una nueva persona, sano en mi interior y mi cuerpo; que mi familia está restaurada, mi economía prosperada. Lo confieso en el Nombre de Jesús, amén!
¡Bendecido Jueves!