Testimonio: Dios hace milagros en vos, todos los días
Detalles
By Monica
Monica
Tengo un amigo que vive en el interior del país. Cada vez que nos reencontramos, me cuenta —con entusiasmo— el mismo testimonio: cómo Dios lo liberó del cigarrillo de manera milagrosa.
Era un fumador empedernido, incapaz de dejar el vicio por sus propios medios, pero una noche oró, y al día siguiente ya no sintió más necesidad de fumar.
Eso, sin dudas, fue un milagro. Y lo celebro.
El problema no es el testimonio en sí. El problema es que ese milagro ocurrió en 1995… ¡hace más de 30 años! Y desde entonces, cada vez que hablamos, vuelve a relatar esa misma historia, como si fuera la única intervención de Dios en su vida.
Este fenómeno, aunque parezca menor, se repite en muchos creyentes.
Algunos han quedado estancados en testimonios del pasado, como si el Dios que hizo maravillas hace décadas, ya no tuviera poder para obrar hoy.
No está mal recordar lo que Dios hizo. De hecho, la Biblia nos anima a no olvidar sus obras:
“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios” — Salmo 103:2.
Pero si solo hablamos de lo que Dios hizo, y nunca de lo que está haciendo, corremos el riesgo de vivir una fe anclada en el ayer, como si nuestro Dios fuera un recuerdo y no una Presencia viva y activa.
El Señor no ha cambiado. Él sigue siendo el mismo Dios poderoso que multiplicó los panes y los peces, que gritó “¡Lázaro, ven fuera!” y devolvió la vida a un hombre muerto hacía días, que sostuvo a Pedro caminando sobre las aguas…“Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” — Hebreos 13:8.
Si Dios no ha cambiado, ¿por qué sí lo hace nuestra expectativa?
¿Acaso dejamos de creer que Él puede obrar hoy con igual poder que en el pasado?
¿No será que nos hemos vuelto cómodos, conformes con lo vivido, y sin hambre de nuevas experiencias con Él?
No podemos vivir toda la vida contando el milagro que ocurrió hace décadas. Dios quiere renovar nuestra fe y mostrarnos que Él aún tiene cosas nuevas para hacer en nosotros, a través de nosotros y a pesar de nosotros.
“No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a la memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a la luz. ¿No la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto y ríos en la soledad.” — Isaías 43:18-19.
No te quedes en el testimonio viejo. Buscá hoy una nueva experiencia con Dios. Pedile que se manifieste otra vez en tu vida. Abrí los ojos, abrí el corazón, y renová tu expectativa. Porque todavía hay caminos por abrir, milagros por ver, y maravillas que Él quiere hacer.
Y el próximo testimonio que contarás… ¡aún está por escribirse!
Y lo mejor que Dios quiere hacer en tu vida… aún está por comenzar.