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Obedece y no cuestiones

Muchas veces cuando Dios nos pide que hagamos algo o hablemos con alguien, para nuestros ojos es imposible. La situación o la persona está cerrada y nos cuesta, tanto que quisiéramos que Él nos entienda que para nosotros es un tiempo perdido. Pero como siempre: nosotros no vemos el cuadro completo y no es de nosotros cuestionar, sino obedecer.

Ezequiel 3.7-9 NTV: ¡Pero los israelitas no te escucharán a ti como tampoco me escuchan a mí! Pues todos y cada uno de ellos son tercos y duros de corazón. Sin embargo, mira, te he hecho tan obstinado y duro de corazón como ellos. ¡Endurecí tu frente tanto como la roca más dura! Por lo tanto, no les tengas miedo ni te asustes con sus miradas furiosas, por muy rebeldes que sean».

 

Es muy particular el pasaje de hoy y digno de ser meditado y analizado. Dios manda al profeta con un mensaje, pero a la vez le anticipa que no lo escucharán. Aunque la tarea delegada al profeta de parte de Dios era clara, no se entendía de primera mano el propósito. ¿Qué sentido tendría ir con un mensaje de Dios a un pueblo rebelde que no lo escucha?

Aparentemente sería una pérdida de tiempo. Pero es allí que desde una mirada espiritual podemos vislumbrar principios adaptables a nuestros contextos y escenarios.

En primer lugar, entendemos que cuando Dios nos da una misión, o una palabra o una directiva específica, es nuestra responsabilidad obedecer y no cuestionar.

 

Jesús le dijo a Pedro: lo que no entiendes ahora, lo entenderás después. Ananías sintió un impacto similar cuando el Señor lo mando a ver a Pablo, le dijo: Señor este hombre hizo cosas terribles en contra de los cristianos, y el Señor le contestó: Vé, porque instrumento útil me es éste.

Dios no nos ha llamado a cuestionar o analizar sus pedidos, sino a cumplirlos.

En segundo lugar, Dios nos provee de la valentía, del coraje y la firmeza para cumplir la misión que Él nos encomendó.

El Señor le dijo que, si ellos eran duros, El haría al profeta más duro, otra versión dice: con el diamante más fuerte que el pedernal, he hecho tu frente.

En otras palabras, Dios fortaleció el corazón del profeta para vencer el miedo, el Señor le mostró de antemano que la dureza de ellos, no iba a afectar su espíritu.

 

Cierro con estas palabras: Dios reviste a sus hijos con estas características que están dispuestos a servirle y obedecerle incondicionalmente. Recordemos estos principios:

-Obediencia absoluta al Señor, aunque no entendamos.

-De parte de Dios, Él nos dará todas las herramientas necesarias pasa cumplir la misión que El mismo nos encomendó.

 

Bendiciones.

Pr. Jami Sosa, Centro Cristiano Puerta Abierta, Sáenz Peña, Chaco, Argentina

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