“Teníamos el diagnóstico de la ciencia que decía que sería imposible que algún día pueda quedar embarazada. Tenía fibromas muy grandes en mi vientre. Visité varios médicos de acá y también de Alemania y nos decían que nunca íbamos a poder tener hijos" relató.
En el 2020, cuando estuve en la provincia, vine a la iglesia un domingo a la mañana. Ese día el pastor Robert Acosta, guiado por el Espíritu Santo, oró por los vientres y declaró milagro sobre mi vida.

Para la gloria de Dios, un año después, en 2021, quedé embarazada de Lucas.
Estando en reposo, el médico me dijo que iba a perder el embarazo, pero yo me conectaba a los servicios y me aferraba a la Palabra.
En la distancia pude sentir el abrazo de los pastores Robert y Susana Acosta y de toda la congregación.

Samuel agradece a Dios por el milagro en sus vidas y el regalo que son sus dos hijos. Nos regala la palabra de Lucas 18:27: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios".