En la segunda carta a los Corintios el apóstol Pablo nos dice lo siguiente: “me ha sido dado un aguijón en la carne” (2 Corintios 12:7), transparentemente él dice que, para no enaltecerse, actitud que representa una debilidad, le había sido impuesto ese freno para hacerlo recordar su posición dependiente de Dios, ya que agregó que el mismísimo Señor le respondió diciendo: “Bástate mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (v.9).
En el versículo 10 concluye de la siguiente manera: “Por eso me complazco en las debilidades, afrentas, necesidades, persecuciones y angustias por la causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
Esto nos enseña que nuestras imperfecciones son humanas, sin embargo, lo que no está bien es dejar que ellas nos manipulen, ya sea para engrandecerse o para destruirnos; debemos permitir que el poder de Dios tome el control sobre ellas y obre en nuestra vida, reparando, fortaleciéndonos para soportar, y en algunos casos quitando lo que no sirve o no le brinde la gloria a Él.
"Debemos permitir que la mano de Dios transforme nuestra vida y voluntad" (Romanos 12:1-2).
Dios es el artesano y nosotros la vasija que está siendo formada.
PALABRAS DE VICTORIA
EQUIPO PASTORAL CENTRO CRISTIANO PUERTA ABIERTA
Saenz Peña - Chaco