Testimonio: Ya llegas…

Quiero agradecer a Dios porque respondió mi oración con mi familia, Quiero agradecerle porque por muchísimos años estuve sola y luego solas con mi hija, y Él respondió mi oración dándome una familia, que a veces no cuidé ni respeté de acuerdo a la palabra. A fin de año una amiga me habló y decidí tomarme vacaciones para estar con ellos a solas, coordinar tiempos, voluntades y viajamos a Brasil.

Cada día lo vivía con expectativas y ganas, observando el cielo, el mar, cada cosa como si fuera la última vez y agradeciendo. Por la noche, decía Gracias Dios por este día de vacaciones.

 

Me ocupaba de tener tiempos a solas con mi esposo o con mi hija y tratar de pasar un buen tiempo familiar. Incluso en un momento nos golpearon la puerta y nos regalaron verduras recién cosechadas.

 

Los pronósticos anunciaban lluvias para los últimos días y oraba pidiendo que se fuera las precipitaciones para lugares que lo necesitaran. Un día no se cumplió el pronóstico, pero otro amaneció lloviendo a cántaros.

 

 

Luego vimos el desastre que se había producido en playas cercanas e incluso donde estábamos nosotros, que parecía ser el epicentro del desastre. Estuvimos resguardados siempre, y ni bien paró la lluvia subimos al auto para ir a un outlet famoso. Al salir, comenzó a nublarse nuevamente y mi oración nuevamente al Señor, quien me respondió con lo que dice el salmo 91:10: No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Minutos después, salió el sol y se despejó de las nubes. Nuestra hija también festejó porque venía orando en el asiento de atrás. El hecho que el outlet estuviera cerrado, confirmaba que la tormenta había arreciado violentamente la zona tal como veíamos en los vecinos que sacaban muchos muebles de MDF, colchones, sillones, etc., rutas, calles, todo destruido lamentablemente.

 

El sábado volvimos a intentar ir al outlet y al salir, comenzó una terrible lluvia y como la app indicaba, nos envió a 45 kilómetros de nuestro destino, con dudas y todo, íbamos por la autopista, con el limpiavidrios a full y orando. Por segunda vez llegamos a un lugar donde no podíamos pasar, con lluvia mi esposo bajó y consultó: nos dejaron pasar, porque prohibían que pasen los autos destino a Florianópolis, como no íbamos allí, nos dejaron pasar, y llamativamente, la ruta estaba vacía. Solo nosotros íbamos. Miraba y decía mirá lo que hace Dios, en un país de 220 millones de habitantes, una ruta solo para nosotros, todo para nosotros. Llegamos bien nuevamente al departamento.

El domingo fuimos a desayunar con mi niña solas y a hacer algunas compras. Y por la tarde volvimos a salir, también las dos solas. Ir de la playa al pueblo era cruzar por lugares que habían sido arreciados por el agua, en lugares de curva y contracurva no era fácil. Ir de día era una cosa, pero de noche, con lluvia muy fuerte, subir en camino de cornisa, ver los lugares donde caía el agua y podría volver a cortar el asfalto, subir cuando los rayos iluminaban todo, bajar manejando yo, cuando debía mantener la calma, orar y seguir. Hubo un momento en que oré Espíritu Santo guárdanos, y Él maravillosamente volvió a hablarme “ya llegas” me dijo…. Sorprendentemente hice una curva cerrada y… estaba el pueblo. ¡Tal como Él me dijo! Fue tanto mi alivio que me largué a llorar y le conté a mi hija, ¡Él me dijo, Él me dijo! y le conté a mi hija lo que venía viviendo, y ella me confesó que también estaba orando porque en un momento le dio miedo.

Manejo desde los 18 años, en ciudad, en ruta y en distintos autos. Pero MUY distinto es el tiempo en que Dios me concedió tener mi hija y niños a quien transportar. La responsabilidad es muchísimas veces mayores, tomé el curso, tengo mucho más cuidado, aprendí a estacionar con los espejos, a conocer las leyes de tránsito y aunque no soy perfecta, intento ser prudente con todas mis fuerzas, porque ella merece vivir y debo cuidarla.

El estar en ese momento, en ese lugar con un Dios presente a mi lado, hablándome y dándome paz, fue realmente sobrenatural.

Mi sugerencia, no doy consejos, es cuidar aquello por lo que oramos durante muchos años y Dios nos respondió: en mi caso mi familia, darles tiempo, atención y crear momentos imborrables con ellos. Pedir a Él dirección para cada decisión que vamos a tomar o en cada situación que tengamos miedo o no podamos controlar, Nuestro Amigo, el Espíritu Santo, nos enseñará, guiará y si es necesario, nos hablará en forma audible, aun mostrándonos que, en un país de 220 millones de habitantes, Él nos abrirá una ruta solo para nosotros, para que vayamos seguros y confiados. Somos Su especial tesoro.

De la redacción de encendidosporelespiritu.com.ar

Suscríbete a nuestro boletín de novedades

Te vamos a comunicar lo más destacado.
Solo una vez por semana te enviaremos notas seleccionadas de nuestra web.