Jesús

JESÚS, el Salvador del mundo, el centro del mensaje cristiano y la manifestación suprema del amor de Dios hacia la humanidad. Su vida, muerte y resurrección no solo transformaron la historia, sino que también ofrecen esperanza, reconciliación y redención a toda la creación. Reflexionemos un poco sobre Jesús como Salvador, que nos invita a profundizar en el significado de su misión y su impacto en nuestras vidas.

 

Él es el cumplimiento de la promesa de Dios. Desde el Antiguo Testamento, Dios prometió enviar un Salvador para redimir a su pueblo. Jesús es el cumplimiento de esas promesas, como se refleja en Juan 3.16: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Él no vino solo para un grupo selecto, sino para todos, mostrando que el amor de Dios es universal y alcanza a cada persona sin importar su condición.
 
También podemos ver a Jesús como puente entre Dios y la humanidad. El pecado separó a la humanidad de Dios, pero Jesús, mediante su sacrificio en la cruz, nos reconcilió con el Padre. Él es el mediador que restaura nuestra relación con Dios. Como dice 1 Timoteo 2.5: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. Su muerte y resurrección son la victoria sobre el pecado y la muerte, abriendo el camino hacia la salvación.
 
Muy destacable ver a un Salvador humilde y cercano. Jesús no vino al mundo como un rey terrenal lleno de riquezas y poder, sino como un siervo humilde, nacido en un pesebre y viviendo entre los más necesitados. Su ejemplo nos muestra que la grandeza en el Reino de Dios se encuentra en el servicio, la humildad y el amor por los demás. Nos enseña que el Salvador no solo libera, sino que camina con nosotros en nuestras luchas y dificultades.
 
Indudablemente Jesús es luz en la oscuridad. En un mundo lleno de sufrimiento, injusticia y desesperanza, Jesús es la luz que ilumina las tinieblas. Él declara: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” Juan 8.12. Su mensaje nos invita a confiar en que, incluso en las circunstancias más difíciles, su presencia nos guía y nos llena de esperanza.
 
Su objetivo principal fue la salvación para todos. La obra de Jesús no depende de nuestros méritos, sino de la gracia de Dios. Nos invita a recibir este regalo con fe y a responder con una vida transformada. Como lo expresó el apóstol Pablo: “Porque por gracia sois salvos, por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios” Efesios 2.8.
 
La salvación es una invitación abierta, pero requiere de nuestra aceptación y entrega a Él. No dejemos pasar un día sin valorar, agradecer y reconocer la gran obra salvífica de nuestro Señor.
 
Hoy esperamos celebrar ese gran momento de reconocer que hay un solo salvador, un solo mediador … el es JESÚS.
 
CENTRO CRISTIANO PUERTA ABIERTA
Sáenz Peña-Chaco

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